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La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.

Johann Wolfgang Goethe

Y entonces enloqueces

lo miras a los ojos y le dices todo eso que jamás pensaste poder decirle, tus palabras le suenan a juicios, le retumban los ecos del pasado y los ojos no se le nublan, las piernas no le tiemblan, la expresión de frialdad que tuvo hacia ti desde que se entero de "eso" no se quiebra y claramente te dice lo que ya sabias : "yo jamás lo voy a aceptar". Asientes con la cabeza mientras el corazón se niega a aceptar la realidad que enfrentarás desde ahora, la distancia que ves a cada momento mas abismal entre tu y el; al que admiraste y sigues admirando tanto, al que amas pero jamás haz podido decírselo. Miras a la izquierda y ella está ahí, la ves parada y en shock, de su boca salen reclamos hacia tu "traición", te dice mil veces que fallaste, te lo dice en silencios, en miradas, en palabras, lagrimas y gestos de tristeza, sus ojos invaden tu alma con una pesadumbre y una nube gris que no puedes explicarte, hasta te llegas a sentir culpable y dudas por un instante. Te duele irte así y dejar tu cama, tus muebles, el olor a casa que hoy reconoces y antes no sentiste, tus paredes llenas de recuerdos e instantes eternos, todo se vuelve un caos en el pensamiento y el espirítu, dudas nuevamente, te preguntas que hacer una y otra vez y todo suena como una constante, repetitiva y tajante cancion sin fin, tus hermanos que ahora comprendes amas con locura te parecen tan lejanos y añorables, tus ideales se han convertido tan grandes y fuertes que ahora son los que te sostienen. Y aún no sabes si es posible ceder ante los sentimientos sin darle en la madre a la razón.

Hiciste las maletas, apretaste los dientes con toda la fuerza que te quedaba, y con agua en los ojos dijiste adiós.