Creo en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad.
Fiodor Dostoievski
Si paráse el mundo en este instante, las agujas del reloj se detuvieran con una sinfonía de Tchaikovsky en medio de la nada y tus ojos me dibujaran una vez más esa mirada en la que me puedo quedar perdida para siempre; seguramente una vez más entendería que solamente eres tu quien quien puede lograr la eternidad para mi en esta vida, basta decir tu nombre, salpicarlo a gotas, ponérmelo como sombrero mientras me visto de tu esencia. Mujer con sabor a sueños, te posas en mi sendero como la arena se posa debajo de la marea, tan natural que parece que siempre hemos estado juntas, tan esencial eres que se me olvida que alguna vez existí ignorando tu rostro, tu voz, tu alma, tu nariz, tus caricias, tus lunares que me suelo comer a besos.
Eres la razón de tantas cosas y yo me siento como en esas historias en las que siempre existirá un mañana para pasarlo contigo, para tocar tu mano y apretarla mientras caminamos, para abrazarte arrullándome en tu cuerpo, para hacernos el amor y sentirte tan cerca de mí que comienzo a entender en la vida eterna en este lugar.
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